ASnIedaD
Mamá, mi ansiedad me transforma constantemente. Un mes estoy lleno de energía, con mil proyectos y cien cosas nuevas que quiero aprender, y al mes siguiente todo se nubla. Me sumerjo en la oscuridad hasta que la tormenta se calma.
Los llamo "los días grises". Me dices que debo mantener la calma, pero cuando la encuentro, solo veo mi fragilidad y los destellos de recuerdos de lo que fui y ya no seré.
Estoy parado junto a la sombra de lo que solía ser. Mamá, también es importante que sepas que la oscuridad no me asusta, aunque reconozco que eso puede ser parte del problema. A veces parece que el problema radica en mi incapacidad para detener mi mente. La ansiedad me retiene como si fuera su rehén en mi propio mundo y en mi propia cabeza. Me has preguntado de dónde viene esa ansiedad, y la verdad es que no sé responder porque siempre ha sido parte de mí.
Sigo adelante en mi vida porque sé que debería querer hacerlo, aunque sé que hay muchas cosas que disfruto, no es divertido involucrarse en algo cuando en realidad no lo deseas. Mamá, casi todas las noches llega el insomnio, llevándome a mi sillón bajo una luz roja, tratando de escribir algo para no volverme loco.
El insomnio tiene una forma romántica de convertir la oscuridad en mi única compañía. Me has sugerido tratar de dormir temprano, pero mi mente solo puede enumerar razones por las que debo permanecer despierto. Así que camino por mi departamento, y los demonios se aparecen recordándome que mi mente puede destruirme.
Las personas me dicen que ser feliz es una elección, pero mi felicidad parece vacía, como un agujero en mi pecho. Es una felicidad que parece taquicardia a punto de estallar. Mamá dice que soy bueno en convertir algo en nada, y sin dudarlo me preguntas si tengo miedo de morir. No, mamá, mi temor es vivir. Me siento solo, y creo que aprendí desde que era niño a convertir la ira en soledad. Me mantengo ocupado para evitar enfrentarme al vacío en mi cama.
Pero mi ansiedad siempre me arrastra de vuelta a ella y me saca, porque tampoco puedo quedarme allí. Y sé que tengo que seguir adelante, lo tengo que hacer, solo hay días en los que es muy agotador ser quien soy.
© Luis Julián Veloz
Los llamo "los días grises". Me dices que debo mantener la calma, pero cuando la encuentro, solo veo mi fragilidad y los destellos de recuerdos de lo que fui y ya no seré.
Estoy parado junto a la sombra de lo que solía ser. Mamá, también es importante que sepas que la oscuridad no me asusta, aunque reconozco que eso puede ser parte del problema. A veces parece que el problema radica en mi incapacidad para detener mi mente. La ansiedad me retiene como si fuera su rehén en mi propio mundo y en mi propia cabeza. Me has preguntado de dónde viene esa ansiedad, y la verdad es que no sé responder porque siempre ha sido parte de mí.
Sigo adelante en mi vida porque sé que debería querer hacerlo, aunque sé que hay muchas cosas que disfruto, no es divertido involucrarse en algo cuando en realidad no lo deseas. Mamá, casi todas las noches llega el insomnio, llevándome a mi sillón bajo una luz roja, tratando de escribir algo para no volverme loco.
El insomnio tiene una forma romántica de convertir la oscuridad en mi única compañía. Me has sugerido tratar de dormir temprano, pero mi mente solo puede enumerar razones por las que debo permanecer despierto. Así que camino por mi departamento, y los demonios se aparecen recordándome que mi mente puede destruirme.
Las personas me dicen que ser feliz es una elección, pero mi felicidad parece vacía, como un agujero en mi pecho. Es una felicidad que parece taquicardia a punto de estallar. Mamá dice que soy bueno en convertir algo en nada, y sin dudarlo me preguntas si tengo miedo de morir. No, mamá, mi temor es vivir. Me siento solo, y creo que aprendí desde que era niño a convertir la ira en soledad. Me mantengo ocupado para evitar enfrentarme al vacío en mi cama.
Pero mi ansiedad siempre me arrastra de vuelta a ella y me saca, porque tampoco puedo quedarme allí. Y sé que tengo que seguir adelante, lo tengo que hacer, solo hay días en los que es muy agotador ser quien soy.
© Luis Julián Veloz