Tiempo...
A veces el tiempo se incrusta en los arcaicos nódulos de mi estructura. Me pretende inmóvil, me deja inquieta, mientras observo en sus viles segundos los granos perfectos que me taladran.
A veces me destruye a posta, con su tac irascible hacia mi inconsciencia, me procura la sombra de cada tonada donde enmudezco ante su crueldad.
A veces me siento dormida cuando suena el gran trono de su realeza, los ojos pesan, la sangre añora, se ralentiza la vida en mi vientre mientras él asciende.
A veces, solo él asciende...
A veces me vuelvo discreta y permito el marco de su beldad, mientras oigo sus truenos y bebo sus gritos, los siempre ahogados en mi camino.
A veces, y muchas veces, me revienta por dentro hasta su no existencia. Como el blanco y el negro, como el día y la noche, como su mundo y mi mundo...
Todo y siempre es relativo.
© Flora Rodríguez
A veces me destruye a posta, con su tac irascible hacia mi inconsciencia, me procura la sombra de cada tonada donde enmudezco ante su crueldad.
A veces me siento dormida cuando suena el gran trono de su realeza, los ojos pesan, la sangre añora, se ralentiza la vida en mi vientre mientras él asciende.
A veces, solo él asciende...
A veces me vuelvo discreta y permito el marco de su beldad, mientras oigo sus truenos y bebo sus gritos, los siempre ahogados en mi camino.
A veces, y muchas veces, me revienta por dentro hasta su no existencia. Como el blanco y el negro, como el día y la noche, como su mundo y mi mundo...
Todo y siempre es relativo.
© Flora Rodríguez