Respuestas Sobre la Vida
Aquellas preguntas me sobresaltaron. ¿A qué venían? No tenían nada que ver con nuestra conversación anterior. Cariño, me preguntaste que quién eras, y yo poco sosegada te respondí "el amor de mi vida".
¡Ah! Ahora lo recuerdo mejor, para nada he tenido que ir a buscar la plática que tuvimos hace varios días, o ayer... Quién sabe.
Te dije que no me gustaba nadie más, y que solo me gustabas tú. En cambio, me respondiste con desconcierto que quién eras tú, a lo que yo respondí lo anterior, y perdón por repetirlo... perdón, sigo.
Ni siquiera esperaste mi respuesta para seguir preguntándome otras cosas, que mucho y poco tenían de relación con todo lo previo.
Las preguntas empezaron a saltar a mis ojos, como si se trataran de saltamontes o grillos, que como nada tienen que ver con esta época del año, el mismo enlace tenían tus aborrecedoras preguntas a todo lo... vuelvo a disculparme enormemente, solo diré que el adjetivo "aborrecedoras" lo opino ahora, tal vez cuando responda no.
"¿Quién soy yo?"; "Qué es el amor?"; "Qué es la vida?"; "¿De qué sirve vivir?"; "¿Cuál es nuestro objetivo en la vida? ¿Llegar a la meta?"
Fueron esas tus preguntas, unas que en ese preciso instante no te pude responder, pero aquí voy a intentar ser precisa, y digo intentar porque sé perfectamente que cualquier anécdota absurda se me va a escapar mientras piense cómo responder a todo ello.
Veamos... tú eres quién me salvó de varias cosas, tan fáciles como ayudarme cuando no tenía un papel, y otras tantas tan, tan complejas de explicar... Pero lo haré. Me has salvado del aburrimiento extremo en clase, pues pienso en ti mientras miro a la aburrida columna que se interpone entre la maestra y yo. También has satisfecho muchos de mis deseos, y aquellos otros los satisfago también con mis miradas aburridas hacia la columna. Tiene un color tan sucio, tan blanco... Lo único que destaca en ella son aquellas manchas marrones que vienen a ser alguna que otra patada mía. También me das placer de una forma increíble, algo que nadie que no fueras tú podría conseguir. Todo esto, eres tú para mí, pero, ¿quién eres para otros?
Unos tantos podrían decir que eres su amigo, que los haces reír, que los ayudas, los sacas de sus peores momentos...
Otros muchos que tan solo eres un compañero de clase que poco merece llevar tan lujosa vida, no muchos se permiten sobrellevar ese nivel absurdamente alto de felicidad.
Tal vez, y digo tal vez porque a todo el mundo le envidian al menos dos personas, haya un puñado de personas que diga que simplemente no sirves para nada, y que eres un crío patético que se dedica a perder sus tardes intentando hacer una carita feliz a través de la programación.
Todo esto es tu "yo" para las otras personas, y claro, me dirás "¿pero quién soy?" y yo, responderé de otra manera a tu pregunta.
Solo tú puedes encontrar una respuesta a aquella tan compleja pregunta que te planteas. Si respondes con tu nombre, en este caso, Axel, te pueden decir que ese es tu nombre, no quién eres. Tal vez digas "soy una...
¡Ah! Ahora lo recuerdo mejor, para nada he tenido que ir a buscar la plática que tuvimos hace varios días, o ayer... Quién sabe.
Te dije que no me gustaba nadie más, y que solo me gustabas tú. En cambio, me respondiste con desconcierto que quién eras tú, a lo que yo respondí lo anterior, y perdón por repetirlo... perdón, sigo.
Ni siquiera esperaste mi respuesta para seguir preguntándome otras cosas, que mucho y poco tenían de relación con todo lo previo.
Las preguntas empezaron a saltar a mis ojos, como si se trataran de saltamontes o grillos, que como nada tienen que ver con esta época del año, el mismo enlace tenían tus aborrecedoras preguntas a todo lo... vuelvo a disculparme enormemente, solo diré que el adjetivo "aborrecedoras" lo opino ahora, tal vez cuando responda no.
"¿Quién soy yo?"; "Qué es el amor?"; "Qué es la vida?"; "¿De qué sirve vivir?"; "¿Cuál es nuestro objetivo en la vida? ¿Llegar a la meta?"
Fueron esas tus preguntas, unas que en ese preciso instante no te pude responder, pero aquí voy a intentar ser precisa, y digo intentar porque sé perfectamente que cualquier anécdota absurda se me va a escapar mientras piense cómo responder a todo ello.
Veamos... tú eres quién me salvó de varias cosas, tan fáciles como ayudarme cuando no tenía un papel, y otras tantas tan, tan complejas de explicar... Pero lo haré. Me has salvado del aburrimiento extremo en clase, pues pienso en ti mientras miro a la aburrida columna que se interpone entre la maestra y yo. También has satisfecho muchos de mis deseos, y aquellos otros los satisfago también con mis miradas aburridas hacia la columna. Tiene un color tan sucio, tan blanco... Lo único que destaca en ella son aquellas manchas marrones que vienen a ser alguna que otra patada mía. También me das placer de una forma increíble, algo que nadie que no fueras tú podría conseguir. Todo esto, eres tú para mí, pero, ¿quién eres para otros?
Unos tantos podrían decir que eres su amigo, que los haces reír, que los ayudas, los sacas de sus peores momentos...
Otros muchos que tan solo eres un compañero de clase que poco merece llevar tan lujosa vida, no muchos se permiten sobrellevar ese nivel absurdamente alto de felicidad.
Tal vez, y digo tal vez porque a todo el mundo le envidian al menos dos personas, haya un puñado de personas que diga que simplemente no sirves para nada, y que eres un crío patético que se dedica a perder sus tardes intentando hacer una carita feliz a través de la programación.
Todo esto es tu "yo" para las otras personas, y claro, me dirás "¿pero quién soy?" y yo, responderé de otra manera a tu pregunta.
Solo tú puedes encontrar una respuesta a aquella tan compleja pregunta que te planteas. Si respondes con tu nombre, en este caso, Axel, te pueden decir que ese es tu nombre, no quién eres. Tal vez digas "soy una...