Por más ayuda que alguien pueda dar, la decisión final siempre estará en uno mismo.

Mientras aquella luz brillaba, Ana solo miraba en duda.

Una parte quería ir.

Otra no.

Es tan fácil como dar el primer paso, pero difícil a su vez.

Ana recordó el inicio de esta travesía.

Sus razones, sus acciones qué cometió, las consecuencias.

Que conlleva realmente vivir?

Ser feliz?

No.

Nunca se podrá ser feliz siempre.

Pero... Eso hacia tan hermoso todo.

Las experiencias, cada mínima emoción variada, daba vida.

Todo teniendo un sentido el cual de la tristeza pasas a la alegría.

Poder crecer, madurar y mejorar.

Y mientras por primera vez ignoraba las voces, volvió a sentir lo que Sara sentía.

Recordándole lo que alguna vez sintio también.

Un gesto genuino de ayuda según ella.

Mirando aquella luz tan brillante a lo lejos, sin estar segura, pero sabiendo que Sara decía la verdad, una que conocía muy bien, penso algo que creyó perdido, o más bien olvidado.

Sintio qué podía confiar.

Que sin importar si ya no sentía nada, si caería o no, sin importar lo que le pasara.... Daría el intento porque ahí estará alguien para guiarla, tal como ha hecho ella.

Dando al fin el primer paso.

Poniendo el pie en un escalón invisible frente a ella, la luz tan brillante dejó de hacerlo.

Lentamente...