...

0 views

Hasta la Médula: Generosidad.
Atravéz de gemidos y jadeos es que termino mi labor.
Con el pelo mojado por el sudor y mi cara tapada por el velo del dolor.
Pero un dolor necesario, por la vida no es un jardín de flores.
Para generar la vida que llevo en mi vientre, es necesario que cumpla mi deber como mujer.
Y aunque mis senos se vuelvan más grandes, y mi cuerpo cambie a una forma desconocida, es mi labor y deber.
¿Quien da más?.
¿Quien da más, en este valle de generosidad que rebosa dentro y fuera de nosotras, aquellas que fuimos elegidas para ejercer los milagros de la continuidad?.
Solo nosotras podemos defender a nuestros frutos hasta la muerte, con garras y dientes como si fuéramos animales cuidando y defendiendo a nuestras crías.
Y es que, ¿hay algún sentimiento más antiguo y primitivo que el de la maternidad, entrando lentamente y apoderándose de nuestro ser, a medida que nuestros hijos crecen delante de nuestros ojos?.
Y aunque nuestros cuerpos queden irreconocibles, o nuestros hijos nazcan con algun desprovisto, eso no nos quita el sentir de nuestros corazones.
¿Quien es la más fuerte?.
¿Quien es la más duradera y resistente en la vida batalla contra la vida?.
Por qué entre gemidos y jadeos, es que nuestros retoños, nuestros frutos del amor y la lujuria llegan a este hostil y depravado mundo.
Pero nosotras, aunque seis débiles y faltas de fuerzas, aún tenemos el poder en nuestras manos.
Por qué mujeres como nosotroas se hacen más y más fuertes.
Mas y más sabías con los años.
Y cuando ya nuestros hijos ya crecieron y nos dejaron atrás para que ellos pudieran seguir su camino, nosotras estaremos allí para hablarles y enseñarles lo que sabemos a las nuevas generaciones.
Por qué nuestras voces nunca se van.
Por nuestra fuerza y nuestro sacrificio nunca fue en vano.