Cursi
Soy cursi. Sí.
Por crear piezas textuales que describe lo bello, lo sublime y lo hermoso en ti.
Cursi.
Por exagerar lo divino de tus pecas, las curvaturas descarriladas de tu humanidad que danzan a compás de tu caminar.
¡Otra vez vuelvo a ser cursi!
Se da en mí con facilidad, es inevitable.
Soy cursi.
Cuando imploro piedad para no arder en un intento por ver tus ojos, que aunque llevo tiempo mirándolos, ésta vez siento que las brasas ardientes recorre y activa cada corpúsculo de Ruffini haciendo que todo mi ser sienta el calor sofocante de cada vistazo.
¡De nuevo vuelvo a ser cursi!
Sí, lo soy.
Exclamar a viva voz mis súplicas sin ganas, por estar atado de pies y manos. Sentir la presión exasperante en mi garganta cortando mi aliento, difuminando mis suspiros.
Las cuerdas disfrazadas de cabello. Cortan cada esperanza de seguir respirando.
¡Una vez más soy cursi!
Porque como cereza del pastel. Por encima de todo lo que he descrito, ha estado presente tu aroma, lo que te hace ser tan humana, tu sonrisa, tu inteligencia.
Lo hermoso en ti que no veo, que no palpo.
Pero que sí siento.
Lo sé porque provoca felicidad adornada con alegría, tristeza arropada con lágrimas, la infinidad de emociones en lo finito de cada centímetro de tu piel.
En dónde en ti y en mí reina el sentimiento más grande.
¡Y sí, aún sigo siendo cursi!
© Luismar Soto
Por crear piezas textuales que describe lo bello, lo sublime y lo hermoso en ti.
Cursi.
Por exagerar lo divino de tus pecas, las curvaturas descarriladas de tu humanidad que danzan a compás de tu caminar.
¡Otra vez vuelvo a ser cursi!
Se da en mí con facilidad, es inevitable.
Soy cursi.
Cuando imploro piedad para no arder en un intento por ver tus ojos, que aunque llevo tiempo mirándolos, ésta vez siento que las brasas ardientes recorre y activa cada corpúsculo de Ruffini haciendo que todo mi ser sienta el calor sofocante de cada vistazo.
¡De nuevo vuelvo a ser cursi!
Sí, lo soy.
Exclamar a viva voz mis súplicas sin ganas, por estar atado de pies y manos. Sentir la presión exasperante en mi garganta cortando mi aliento, difuminando mis suspiros.
Las cuerdas disfrazadas de cabello. Cortan cada esperanza de seguir respirando.
¡Una vez más soy cursi!
Porque como cereza del pastel. Por encima de todo lo que he descrito, ha estado presente tu aroma, lo que te hace ser tan humana, tu sonrisa, tu inteligencia.
Lo hermoso en ti que no veo, que no palpo.
Pero que sí siento.
Lo sé porque provoca felicidad adornada con alegría, tristeza arropada con lágrimas, la infinidad de emociones en lo finito de cada centímetro de tu piel.
En dónde en ti y en mí reina el sentimiento más grande.
¡Y sí, aún sigo siendo cursi!
© Luismar Soto