Mi papá
Mi papá nunca demuestra sus emociones.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver muy bien su confusión cuando hace esa mueca rara con su boca; seguido de un pequeño ~Ts..ts..ts~.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver muy bien su concentración cuando una nueva mueca se pone en su boca, mueca que ambos compartimos, pero él la acompaña con un pequeño levantamiento de cejas.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver muy bien su diversión cuando molesta a sus amigos, hermanos, madre o hasta a mí. Y ríe, y su risa te contagia el alma aunque no lo quieras, y terminas riendo también.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver su impaciencia cuando se enoja por lo más mínimo (o tal vez no tan mínimo) y no duda ni un segundo en salir a defender a los suyos.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver su tristeza cuando en ocasiones específicas sus ojos se ponen brillosos, y aunque ninguna lágrima baja, su voz se entrecorta igualmente.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver sus conflictos internos cuando los malos hábitos del pasado tocan su puerta nuevamente.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver cuánto le importo cuando pone canciones que alguna vez le mencioné en la radio, cuando ve mi mueca y sin preguntarme me da la solución, cuando por más que él quería ir a otro lugar elige el que yo digo, cuando desde la lejanía me hace muecas raras para ver mi reacción, cuando me muestra cosas nuevas y espera mi asombro.
Nunca demuestra, pero si ves un poco más allá de sus inexpresiones, comenzás a ver sus emociones.
© Mchild
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver muy bien su confusión cuando hace esa mueca rara con su boca; seguido de un pequeño ~Ts..ts..ts~.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver muy bien su concentración cuando una nueva mueca se pone en su boca, mueca que ambos compartimos, pero él la acompaña con un pequeño levantamiento de cejas.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver muy bien su diversión cuando molesta a sus amigos, hermanos, madre o hasta a mí. Y ríe, y su risa te contagia el alma aunque no lo quieras, y terminas riendo también.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver su impaciencia cuando se enoja por lo más mínimo (o tal vez no tan mínimo) y no duda ni un segundo en salir a defender a los suyos.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver su tristeza cuando en ocasiones específicas sus ojos se ponen brillosos, y aunque ninguna lágrima baja, su voz se entrecorta igualmente.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver sus conflictos internos cuando los malos hábitos del pasado tocan su puerta nuevamente.
Nunca demuestra sus emociones, pero puedo ver cuánto le importo cuando pone canciones que alguna vez le mencioné en la radio, cuando ve mi mueca y sin preguntarme me da la solución, cuando por más que él quería ir a otro lugar elige el que yo digo, cuando desde la lejanía me hace muecas raras para ver mi reacción, cuando me muestra cosas nuevas y espera mi asombro.
Nunca demuestra, pero si ves un poco más allá de sus inexpresiones, comenzás a ver sus emociones.
© Mchild