Capítulo 23
*Sky*
Este fin de semana estaba siendo maravilloso. No había tenido uno así desde... ¡Vaya! Ni siquiera recuerdo.
Alex y yo causamos revuelo entre nuestros amigos cuando entramos el viernes a la escuela tomados de la mano. Tengo que admitir que aún se siente un poco extraño el saber que estamos juntos, como pareja; pero vale la pena si eso significa que Alex está para mí y que me ha elegido como la persona que quiere tener para él.
La verdad, me parece que él está en desventaja en esta situación. Quiero decir, yo estoy rota de muchas maneras y ni siquiera puedo apoyarme a mí misma, así que no creo que sea de mucha ayuda para él si llega a necesitarme, y es justo eso lo que estamos hablando ahora.
Él me escucha con esa calma con la que siempre me presta atención, haciéndome sentir que en este momento para él solo importamos yo y lo que tengo que decir, dándome la certeza de que de verdad estoy siendo escuchada.
—No creo que sea buena para ti, Alex; no en este momento de mi vida. Tú eres... todo lo que yo necesito, y en verdad se siente como si me estuviera aprovechando de ti al no ser capaz de devolverte ni siquiera una tercera parte de lo que me das.
—Cielo, no espero recibir de ti ningún tipo de pago, o algo por el estilo.— Él toma mi mano y, mirándome directamente a los ojos, añade: —Se trata de estar juntos, amor, ¿entiendes? Solo te pido que me dejes estar a tu lado mientras así lo quieras, mientras sientas que te hago bien, sin sentir que eres deficiente o que no me mereces, porque nada de eso es cierto. Tú eres la persona que amo. Tú: con tus manías, tus problemas, tus miedos, tus traumas... pero sé que eres mucho más que eso. Eres Sky, mi Cielo, esa chica dulce y amable, que no se deja intimidar por nada y que es hermosa en todos los sentidos posibles.
¡Dios! ¿Acaso este chico pasó un curso sobre cómo hacer que deje de respirar y que mi corazón lata desbocado?
—¡Alex, eso es tan... tan...!
—Tan cierto— completó. —Y nunca dejaré que llegues a pensar lo contrario. Estoy aquí, Sky, para recordarte a ti misma la...
Este fin de semana estaba siendo maravilloso. No había tenido uno así desde... ¡Vaya! Ni siquiera recuerdo.
Alex y yo causamos revuelo entre nuestros amigos cuando entramos el viernes a la escuela tomados de la mano. Tengo que admitir que aún se siente un poco extraño el saber que estamos juntos, como pareja; pero vale la pena si eso significa que Alex está para mí y que me ha elegido como la persona que quiere tener para él.
La verdad, me parece que él está en desventaja en esta situación. Quiero decir, yo estoy rota de muchas maneras y ni siquiera puedo apoyarme a mí misma, así que no creo que sea de mucha ayuda para él si llega a necesitarme, y es justo eso lo que estamos hablando ahora.
Él me escucha con esa calma con la que siempre me presta atención, haciéndome sentir que en este momento para él solo importamos yo y lo que tengo que decir, dándome la certeza de que de verdad estoy siendo escuchada.
—No creo que sea buena para ti, Alex; no en este momento de mi vida. Tú eres... todo lo que yo necesito, y en verdad se siente como si me estuviera aprovechando de ti al no ser capaz de devolverte ni siquiera una tercera parte de lo que me das.
—Cielo, no espero recibir de ti ningún tipo de pago, o algo por el estilo.— Él toma mi mano y, mirándome directamente a los ojos, añade: —Se trata de estar juntos, amor, ¿entiendes? Solo te pido que me dejes estar a tu lado mientras así lo quieras, mientras sientas que te hago bien, sin sentir que eres deficiente o que no me mereces, porque nada de eso es cierto. Tú eres la persona que amo. Tú: con tus manías, tus problemas, tus miedos, tus traumas... pero sé que eres mucho más que eso. Eres Sky, mi Cielo, esa chica dulce y amable, que no se deja intimidar por nada y que es hermosa en todos los sentidos posibles.
¡Dios! ¿Acaso este chico pasó un curso sobre cómo hacer que deje de respirar y que mi corazón lata desbocado?
—¡Alex, eso es tan... tan...!
—Tan cierto— completó. —Y nunca dejaré que llegues a pensar lo contrario. Estoy aquí, Sky, para recordarte a ti misma la...