...

7 views

Entre Soles Sostenidos.
Había un minuto en el día en que la realidad se distorcionaba a mi alrededor, yo flotaba entre acordes, me perdía entre múltiples melodías y solo observaba el rasgueo de las cuerdas de su guitarra, mi mundo se limitaba a ese instante en el tiempo, no conocía nada más que el sonido de su voz buscando la afinación, no había en mi mente nada más que no fuera su sonrisa cuando al fin las notas parecían entenderse, yo no sabía nada de música pero verle a él tan metido en su mundo de soles sostenidos me tenía eclipsada.

Había un minuto en el día en que sus pupilas cafés, (del que te desvela a la 1:24 am), se iluminaban y tomaban un color miel, (de la que quita cualquier rastro de amargura), justo allí, en ese color tan dulce era que habitaban mis oscuros deseos, nunca me empalagaría de algo q prometía ser tan delicioso, sus ojos eran mi sabor favorito.

Había un minuto en el día en que nuestras manos se entrelazaban, sentía sus callos rozando la suavidad de mis palmas, veía su piel haciendo juego con la mía y no saben cuanto disfruté la sensación de saber que solo me tocaba a mi.

Había un minuto en el día en que su cuerpo descansaba junto al mío, un momento en el que su respiración se volvía lenta y su rostro sereno, en ese momento yo dibujaba planetas en su pecho, y jugaba con las hebras de su cabello onix y mi caja torácica comenzaba un concierto en su nombre, mi labios se curvaban de pensar que despertaría un día más a su lado.

Había un minuto en el día en que mi boca solo quería pronunciar dos palabras, da igual el idioma en que las dijese, su significado sería el mismo, pero nunca lo hice, me hipnotizaron sus ojos y su voz, caí ante el hechizo del roce de sus manos y la seguridad que me proporcionaban, y tal vez olvidé decir lo más importante.

Tal vez por eso se fue, quizás por ello ya no existe ese minuto en el día en que al verlo sonaba "Estoy hecho de pedacitos de ti", tal vez por no saber decir esas dos palabras ahora lo veo sonreírle a otra, ahora sus manos callosas van a tocar otros instrumentos y buscarán melodías diferentes, ahora ya no sonarán soles sostenidos sino Do mayores capaces de sucumbirte en la locura, tal vez por ello odio la canciones de amor, porque cada que escucho la que pudo haber sido la nuestra mi mente piensa en ese minuto del día en que me dijiste adiós.

Había un minuto en el día en que eras todos los sonidos que llenaban mis aurículas, hoy solo eres silencio.

© Kass