...

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Mi todo y mi nada
En el eco de su risa hallé la melodía,
que en mi corazón resonaba con alegría.
Ella, mi amor, mi luz, mi compañía,
en tan poco tiempo se volvió mi poesía.

Indispensable se hizo en mi existir,
su presencia era mi razón de vivir.
En cada abrazo, en cada suspirar,
encontraba en ella mi paz, mi lugar.

Todo lo que me queda es su recuerdo,
su imagen en mi mente, como un tesoro.
Agradecido estoy por su amor sincero,
por ser mi refugio, mi eterno sendero.

En sus ojos encuentro mi universo,
en su sonrisa, la luz del universo.
Cada instante junto a ella, un verso,
que en el viento lleva nuestro anhelo inverso.

Ella, mi amada, mi todo, mi esencia,
mi musa, mi inspiración, mi presencia.
Por siempre le estaré agradecido,
por haber amado y sido amado en este breve destino compartido.