...

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Para el lector
He vuelto a este rincón de palabras,
donde el silencio grita más que el eco del amor.
Quizás te preguntes por qué ahora callo más,
es que soltar un amor es aprender a desnudarse,
a despojarse de lo que fue y aceptar lo que es.

Olvidar no es solo un acto de la mente;
es un duelo interminable entre el corazón y la razón.
Nos enseñan a valorar lo físico,
pero en esa ceguera perdemos lo esencial:
la fragilidad de los sentimientos
que habitan en lo profundo de nuestro ser.

En un mundo que adora lo efímero,
los corazones se ocultan tras fachadas brillantes,
ignoran que el verdadero amor
se teje con hilos de dolor y alegría,
con cicatrices que narran historias
de lo que somos y de lo que anhelamos ser.

No llores, querido lector,
aunque el dolor abrace tu alma,
pues es el testimonio de tu humanidad,
un recordatorio de que amar es arriesgarse,
de que cada lágrima es un paso hacia la luz,
una señal de que, aunque hoy duela,
la vida sigue su curso y el amor perdura
en cada recuerdo, en cada suspiro.

Así que abraza tu tristeza,
déjala fluir como un río que purifica.
Porque en el fondo, al perder,
también encontramos el camino hacia nosotros mismos,
y es en la oscuridad donde, al final,
brillará la esperanza de un nuevo amanecer.
© @poemasagridulces