...

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Amor una noche me lloraba
Amor, una noche me lloraba,

tembloroso suspirando al corazón,

decía que en el viento se escuchaba

el llamado amoroso de su Dios.



Pero amor era mío y me negaba

verlo volar al infinito en frenesí,

llorando le rogué que se quedara,

llorando, aquella noche lo perdí.



Si vagando prisionera por la tierra,

el alivio no conozco ni el consuelo,

¿qué me queda, amor, qué me queda?



Si a tu Dios le conmueven mis lamentos,

el alma toda complacida es mi ofrenda

si desciende en mi ayuda desde el cielo.





© Nefestos