Valentina, ¡ah! tu sangre rebosa
Valentina, ¡ah! tu sangre rebosa,
Más palpitante que un corcel herido.
Por amor a ti, tomé el freno;
¡Ten un poco de misericordia!
Valentina, no desisto,
Pero te suplico sin rodeos:
Quiero vibrar en sutil armonía
En tu campo de verde esmeralda.
Olvida ya los pájaros y los ciervos,
Y juguemos a pastar minino,
¡Con el nardo divino, te quemo!
Tu Dios absolverá si nosotros
Sostenemos bien abierta tu hendidura
Para predicar de rodillas.
© snieto
Más palpitante que un corcel herido.
Por amor a ti, tomé el freno;
¡Ten un poco de misericordia!
Valentina, no desisto,
Pero te suplico sin rodeos:
Quiero vibrar en sutil armonía
En tu campo de verde esmeralda.
Olvida ya los pájaros y los ciervos,
Y juguemos a pastar minino,
¡Con el nardo divino, te quemo!
Tu Dios absolverá si nosotros
Sostenemos bien abierta tu hendidura
Para predicar de rodillas.
© snieto