Hay momentos difíciles de vivir en este desastre,
momentos que quiebran la estabilidad y fragmentan el alma
en solo unos cuantos retazos...

Pasada toda esa debacle toca arrodillarse y recoger uno a uno
esos fragmentos que somos nosotros
esparcidos ahí por el suelo.

Recogidas todas, son integradas de nuevo a nuestra vida
tan golpeadas e irreconocibles están las almas de algunas personas
que ni los ojos escapan del quebrante, se ve caer de ellos
dulces gotas de molle que amargan el ser en rabia y pena
pepitas que caídas al suelo alimentan al fermentoso abismo,
el abismo que vive en todos nosotros, uno que devora todo.

Algunos prefieren no recoger los retazos
seguir por su andar siendo cada vez menos en sus caídas
y llegan a un punto de quiebre en el que no tienen nada más que perder.

Un punto en el que ya no son
Un punto en el cual se toca fondo
Una consecuencia del vivir por el placer solamente
Una consecuencia del solo vivir y no aprender.

Hay verdades crudas en este mundo, pero
la mentira es inmisericorde cuando uno se miente a si mismo
es caminar vendado y aferrado al pasado.

Cada caída encierra una verdad,
verdad que si es negada nos fragmenta más,
podemos elegir entre ser llevados por el viento
aceptando esas verdades, o
hundirnos en las mareas de la necedad
mintiéndonos a nosotros mismos.

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