Oyente de mis mil voces internas, cambiante de rostro cuando te alternas al hablarme.
Creyente de esperanzas ciegas, carentes de sentido para el ojo ajeno, pudor y pulcritud se han escondido en tu corazón sereno. Recipiente de demonios escondidos, gran virtuosa figura admirada por sonreír en los momentos difíciles.

Incomprensible forma de actuar y sensible forma de hablar, loca y especial a tu manera, grande en tu mundo. Curas la agonía y disipas la incertidumbre. Bella y bestia a la vez, desde la última vez más bestia que bella, espero no se repita otra vez.

Calidez segadora, virtuosa madre encantadora. Te alejaste y dejaste consigo un ambiente sombrío, pregúntale a la sombra lo que siento al no tenerte conmigo. Magnífica anécdota para contarte cuando creas no poder seguir adelante, continuarás y seguirás como un gigante, amor mío. También te he extrañado, no sabes cuánto