Preguntas al Cielo
🌁
Navegando entre penumbras,
mares y vientos,
me encontré al firmamento,
danzando un bolero.
Las nubes recorrían,
con sumo talento,
un inmenso y celeste lienzo
de plumas y de cedros.
¿Qué sería de mí, oh, mi cielo
si los soles fueran negros,
y las lunas pensamientos,
si los troncos fueran presos
de las raíces del suelo,
y las plantas instrumentos,
de los dientes de un conejo?
Oh, edén mío,
cuadro de estrellas y vacío,
¿es verdad que el horizonte
es la puerta a lo desconocido?
Celeste y blanco velo,
cuna de caballos y potreros,
¿por qué existen los mares,
si nunca habrá tantos marineros?
Empíreo consejero,
usted que es la nada y a la vez es el entero,
¿qué le impide al mes de enero
reemplazarse por febrero?
Oh, divino paradero,
lugar donde se halla el paraíso verdadero,
¿por qué adoptar caninos
si el hombre es tan cordero?
Será mejor que me disculpe, oh mi bello cielo,
es imprudente hacer tantas preguntas, si aquí existen tantos pero.
Si el hombre es más caballo que dueño de un potrero,
y el cordero es solamente un plato de año nuevo.
Lo siento mucho,
oh divino óleo sereno,
por haberme creído grande
en un mundo tan pequeño.
Por haber pensado al veneno
como cura de los muertos
y por cuestionarle cosas al cielo
estando inserta en el infierno.
© Ludmila Juno
Navegando entre penumbras,
mares y vientos,
me encontré al firmamento,
danzando un bolero.
Las nubes recorrían,
con sumo talento,
un inmenso y celeste lienzo
de plumas y de cedros.
¿Qué sería de mí, oh, mi cielo
si los soles fueran negros,
y las lunas pensamientos,
si los troncos fueran presos
de las raíces del suelo,
y las plantas instrumentos,
de los dientes de un conejo?
Oh, edén mío,
cuadro de estrellas y vacío,
¿es verdad que el horizonte
es la puerta a lo desconocido?
Celeste y blanco velo,
cuna de caballos y potreros,
¿por qué existen los mares,
si nunca habrá tantos marineros?
Empíreo consejero,
usted que es la nada y a la vez es el entero,
¿qué le impide al mes de enero
reemplazarse por febrero?
Oh, divino paradero,
lugar donde se halla el paraíso verdadero,
¿por qué adoptar caninos
si el hombre es tan cordero?
Será mejor que me disculpe, oh mi bello cielo,
es imprudente hacer tantas preguntas, si aquí existen tantos pero.
Si el hombre es más caballo que dueño de un potrero,
y el cordero es solamente un plato de año nuevo.
Lo siento mucho,
oh divino óleo sereno,
por haberme creído grande
en un mundo tan pequeño.
Por haber pensado al veneno
como cura de los muertos
y por cuestionarle cosas al cielo
estando inserta en el infierno.
© Ludmila Juno