Agasapado,
en las profundidades del santuario de tu amor;
que cautiva a pleno mi humanidad,
mientras la herrumbre avanza.

Me pincelas las horas,
con tu inapreciable erotismo sonrosado;
que sabe a un adictivo elíxir,
de tinte edulcorado,
tan sabroso y pegadizo...
como la más exquisita miel.

Es tan formidable el influjo de tus encantos,
que nada puedo hacer... ¡a excepción de amarte!
Y por demás contemplarte...
como lo más obnubilante...
habido y por haber.

Mientras el mundo adolece de males diversos,
las fuerzas más antagónicas;
que colisionan desde tiempos inmemoriales,
se han hecho presentes,
se preparan, se alinean y concentran,
sobre puntos claves,
y se harán sentir.

Habrá contienda,
y será muy grande;
mas yo me quedaré aquí,
amada mía,
tan sólo para cuidarte.

Puede que se extienda en sobremanera,
puede que arrase con todo y no deje nada en pie;
mas mi amor por ti, vida mía,
quedará inmutable.

De tanto en tanto,
puedo vivir sin ti.
Por lo que no te apresures, amor,
que mi corazón,
podrá resistirlo.

En caso de que me toque perder.
Ya sabes amor mío;
que allí estaré...
en el lugar indicado...
esperándote.

© 2023 Sermian
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