La vida me ha enseñado, a perdonar y dejar todo olvidado.
Las derrotas me han demostrado que no todo me es posible, pero seguir es la única opción.
Los años me han curtido y me han moldeado a la manera de alguien más y no a la mía, todo sea por la estúpida monotonía que no me lleva a nada bueno pues entiendo que el del problema no es nadie más que yo.

Aprendí a callar cuando quiero hablar, cuando mi voz quiere expresar inconformidad, se me volvió mejor callar antes que dañar.
Aprendí a aguantar el llanto, suprimiendo mis lágrimas que escondo en las orbitas de mis ojos rojos.
Limito mis acciones pues la vida me ha moldeado, dejé de ser quien soy para ser de los demás alguien de agrado.
Si tan solo supieran que se siente no poder fluir como el agua en cataratas, como el ave en el viento bate sus alas, o como el águila que emprende vuelo y...