A los Matrimonios Rebeldes que toman Café
Reescritura de 1 Pedro 3: 1-9
Mujeres vivan en un juego hermoso y atrevido con sus esposos, no permitan que la monotonía le gane la partida a la alegría, las miradas cómplices y al roce de los cuerpos.
Ustedes mis niñas dibujen sus cabellos de las tonalidades del arcoíris, usen ropas que brillen cual sol y lleven con orgullo en su piel el nombre de ser mujer.
Y para los que son ranas y se creen príncipes sedan sus armaduras y crean que somos capaces de librar mil y una batallas, seamos en nuestras individualidades no complementos pero sí amigos, compañeros.
Hombres aprendan a apreciar en amor, a entregarse sin guardar nada, expresen en sus sentimientos. Que todos los sentidos resuenen al ritmo de la libertad del corazón, la sensualidad humana y la vida plena.
De ti mi querido esposo, necesito el mismo sentir, ni tú ni yo somos estorbo y ante los ojos de Dios somos todos muy valiosos y llamados a construir.
Tú Pedro que hablas de esposo que exigen tanto respeto a mi me enseñó Mamá Inés que no miremos decreto porque tanto esposos como esposas tenemos derecho al mismo café.
Con colaboración de Jorgito y Maribel
Mujeres vivan en un juego hermoso y atrevido con sus esposos, no permitan que la monotonía le gane la partida a la alegría, las miradas cómplices y al roce de los cuerpos.
Ustedes mis niñas dibujen sus cabellos de las tonalidades del arcoíris, usen ropas que brillen cual sol y lleven con orgullo en su piel el nombre de ser mujer.
Y para los que son ranas y se creen príncipes sedan sus armaduras y crean que somos capaces de librar mil y una batallas, seamos en nuestras individualidades no complementos pero sí amigos, compañeros.
Hombres aprendan a apreciar en amor, a entregarse sin guardar nada, expresen en sus sentimientos. Que todos los sentidos resuenen al ritmo de la libertad del corazón, la sensualidad humana y la vida plena.
De ti mi querido esposo, necesito el mismo sentir, ni tú ni yo somos estorbo y ante los ojos de Dios somos todos muy valiosos y llamados a construir.
Tú Pedro que hablas de esposo que exigen tanto respeto a mi me enseñó Mamá Inés que no miremos decreto porque tanto esposos como esposas tenemos derecho al mismo café.
Con colaboración de Jorgito y Maribel