Presidio es aquel momento en el que dos instantes se cruzan, encarnados en un vil cuerpo, y los ramos de rosas sangre que brotan de tu centro causan en mi pequeña y frágil existencia una cantidad inimaginable de mundos infinitos, posibles y encaminados a tu perfección. Pero que solo pertenecen a un pequeño imaginario efímero que no permite partir de la burda ilusión escondida en algún espacio recóndito, de mi memoria.
Y yo soy un hombre feliz en ese mundo
Mirando estrellas pasear ante el cielo que me das
Y me miras
Y yo intento mirarte
Sin vislumbrarme
Muero, nazco
Vivo, rio
Si tú estás Conmigo y yo soy contigo.

Oh, cuan mundo perfecto vi pasar ante mis ojos
Y ahora intento revivirlo en palabras
Pero La palabra es lo más obsceno que hay cuando se quiere imitar la belleza de dos almas unidas desde hace varias vidas.





Antonio Adames.