Sigilos: Ritual
Tres o cuatro calderos hirviendo
suenan como rostros inmóviles
Y todo cuanto veo es la mirada profunda de la miseria.
Las manos que no han sabido tocar la nada
no pueden imaginarse el cielo rompiendo en tu boca
o la niebla llamando en el suelo
con la silueta resquebrajada.
Hoy son cientos de gritos que rondan estas cruces
Y tantos los llantos que talan estos dioses de barro.
Sin embargo tus ojos se cierran por siempre en este instante sagrado.
© antonio.vautro
suenan como rostros inmóviles
Y todo cuanto veo es la mirada profunda de la miseria.
Las manos que no han sabido tocar la nada
no pueden imaginarse el cielo rompiendo en tu boca
o la niebla llamando en el suelo
con la silueta resquebrajada.
Hoy son cientos de gritos que rondan estas cruces
Y tantos los llantos que talan estos dioses de barro.
Sin embargo tus ojos se cierran por siempre en este instante sagrado.
© antonio.vautro