A LA ORILLA DE AQUEL NUEVO DÍA.
El pasado
nos perseguía,
requería a que con él
regresáramos.
El futuro,
un mar agitado,
incierto...
enfrente.
Aun así...
ordenaste avanzar.
Salvares o no,
pusimos pie en la líquida intranquilidad y,
a ésta,
en firmeza,
convertiste.
Abriste camino donde no existía,
de decenas de flechas nos libraste
en aquel día.
Sumergiste hasta el fondo del mar el ayer
y,
nunca más te volviste a acordar de él.
Hiciste brillar todo ojo
a la orilla de aquel nuevo día.
Reposó Tu Espíritu en el verdor,
en madura convicción.
Enjuagaste nuestros cabellos y barbas
con leche y miel.
Ungiste nuestra mente en verdad
en aquella ocasión.
Nos diste canción alegre
después de,
hasta el fondo,
nuestro pasado,
en el mar,
sepultar.
© Old Machine.
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