Después de todo, todo, las teorías sobre nuestro espacio – tiempo no son tan relativas, sino absolutas, porque tu y yo, metafísicamente multiplicamos nuestras masas en un viaje interminable de luz elevado al cuadrado, creando entre nosotros una energía positiva de espacios alados que hacen brillar cualquier hemisferio de un universo paralelo y deja finalmente en estado de reposo mi cuerpo sobre tu cuerpo y viceversa.

Todo es imperfecto contigo, y la contraparte hace que lo total ya no sea tan relativo, y que lo relativo entre tu y yo sea totalmente completo, es por eso que en nuestras conversaciones interminables, el tiempo no tiene tiempo y solo esta compuesto por algoritmos eternos y el aire compartido entre tu pecho y mis dedos…

Este amor termodinámico se va construyendo, átomo a átomo, molécula a molécula, desde los sistemas hasta los tejidos, creando fricción y movimiento en un ambiente muy imaginario y de tanta calor, que la definición «termo» ya no es más un proceso fisico contigo, sino una bendición...

Este amor potenciado a la «N», y esta energía que siento yo por ti, tiene la velocidad absoluta y es capaz de partir el corazón en mil radicales posibles, solo para poder satisfacer tu delicada existencia con cada pedazo en todas las realidades alternas posibles donde existas tú, tu cuerpo y tu alma…
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