Siempre habrá tiempo para escuchar los trinos más dulces que llenan un bosque, para indagar en la gramática de un beso o para descubrir en los temblores que puede soportar una flor en invierno, la suma de múltiples momentos inabarcables. Tiempo para galopar entre palabras abismadas, para esbozar una sutil pero profunda sonrisa o para embriagarse con las emociones insoslayables de un cúmulo de estrellas titilantes. Tiempo para luchar y vivir y para soñar pensando en otros.