Érase una vez, una pareja.
Dos jóvenes enamorados
Que siempre reían de oreja a oreja.

El hombre era alto y de buen apetito,
La mujer delgada y con un copetito.

Les gustaba estar juntos
En las noches hablar,
Pero en algunos momentos
Él no se podía acercar.

¿Qué te pasa, querida?
¿No me quieres besar?
¡No, apestas a ajo!
¡Y déjame descansar!

La mujer se enfurecía
Pues no soportaba el olor
Que el ajo producía
En el aliento de su gran amor.

Quería besarlo con pasión
Entregarle su corazón,
Pero era como una traición
Que él comiera ajos con tanta ilusión.

Así que le declaró la guerra
Y un día con resolución
Le dijo que de su amor no haría entrega
Hasta que él tomara una decisión.

Pero el hombre amaba el ajo
Era su devoción.
Desde niño lo comía
Con gozo y satisfacción.

Los días pasaban
Y ninguno quería ceder
Pero solo de verse
Se sentían desfallecer.

Hasta que un buen día
La bomba explotó
Y cada uno
Con fervor se entregó.

Él la besaba aquí y allá
Ella su cuerpo hacía temblar,
Y en el oído le iría a susurrar
"Solo en la boca no me vayas a besar".

© D.A.