Mi Viejita, mi querida compañera
Lo que sea que cueste,
para que siempre estés cerca, viejita
porque,...
Yo conozco hasta el sonido de tus pasos,
la cadencia suave o agitada de tu respirar,
ya sea que estes triste por cosas de los hijos
o exaltada por la incertidumbre o el temor.
Te conozco tan bien, que vivo en tu latir,
en tus suspiros y en tus lágrimas,
en tus largas penas y en tu risa.
Fíjate bien,
que eso lo hicieron posible
todos estos largos años, a tu lado,
de la mano, o tras de ti, paso a paso,
por los caminos de la vida,
de la incertidumbre del finito tiempo,
por los hijos y los nietos,
por las nueras y los yernos,
por nuestros ya ídos padres,...