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¿Te duele su traición o su abandono a tu corazón?
Sigues juntando con tus manos temblorosas los vidrios rotos de tu corazón. Dispuesto a no dejar que lo vuelva a tener entre sus manos de nuevo.

Pero te das la contra de nuevo y caes rendido a sus pies.

No puedes definir como dolor eso que sientes en tu ser porque lo explicas como algo insoportable con solo mirarlo a él.

¿Entonces por qué parece esta historia como algo repetitivo?, no sabes si huyes o vuelves a él, pero aún así tienes tus pies al borde el abismo que dices sentir en tu corazón.

Dijiste no poder confiar, y eso generó el rencor en tus ojos, ¿estás seguro de lo que sale de tu boca?

Crees que no importa lo muy lejos que tus pies estén de él, seguirás llorando del dolor y desbordando de ira.

Dime, ¿te dejaste cegar por sus encantadoras palabras que sonaban como el mejor poema jamás visto?
Sigues caminando en círculos, esos ojos tan oscuros que absorben tu alma no desaparece de tu rota mente.

Gritas su nombre y rompes la botella de vino tan cara que juraste guardar por mucho tiempo.

Te sientes enfermo de amor, ¿no es así?

Pero ni siquiera sabes si fueron más que una desastrosa amistad con algunas sobrepasadas. Ya no puedes decir que estás perdido, porque te enamoraste de su veneno, y eso fue lo que te mató por siempre.

Te obligas a pensar que sonriendo y riendo tus pecados van a ser olvidados por Dios. El laberinto todavía no terminó.

Te duele respirar, y a él vivir, ¿por qué no lo admiten?

Pero, quién es el verdadero culpable por romper corazones, si nunca se dedicaron una mirada de "te necesito".

Fingir tener la mente limpia de esos sucesos siempre fue la respuesta para ambos. Solo que huir no fue la idea de los dos.

Y allí te quedaste, como perro atado a poste, te ahorcas con tu propia correa y eso te enferma. Pero tampoco lo notas por esa ceguedad de orgullo.

"Por culpa de tu brutalidad no eres capaz de pensar con claridad, y eso justifica el porqué soy mejor que tú".

Es más que tarde para que te hayas dado cuenta de tus errados pasos en el maldito pasado que deseaste esfumar.

"Envenéname de nuevo y hazme alucinar un futuro contigo".
Un pensamiento tan sincero que lastima, ¿no es así?

Pero no puedes pedirle a la realidad que imite a los cuentos de hadas, y es con lo que vivimos todos, esas migajas de nuestras acciones impensadas.

Pero lo suyo no fueron migajas, fue un golpe de la realidad que jamás dejará de doler por más que se arranquen los ojos y alcoholicen su corazón.

El destino se ríe en sus caras y cruza sus pasos de nuevo, ¿por qué ya no se miran a los ojos?


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