Me hierve la sangre sólo al ver tus ojos color verde.

Imagínate que me tienes del cuello y me inyectas una dosis de tu esencia...

Me vuelvo tan animal tan salvaje que quizás me desconozca a mi misma.

Cerca de tu zona de confort mi corazón se acelera; diablos, soy una leona con las ganas atrasadas de cazarte.

Cuento hasta tres y ahora yo soy la presa,

tus colmillos juegan cerca de mi cuello, me pides que me arrodille ante ti y metes unos de tus dedos en mi boca, me llamas puta y me levantas.

Me dejas ir como si nada hubiera pasado.

Siento que voy...