Luna de Plástico
🌑
¿Qué pretendes hacer
si un día despiertas
y aquel sol que conocías
ahora es penumbra?
¿Qué pretendes hacer
si una noche de tantas
es atravesada por balas
y termina por ser el juicio final?
¿Qué pretendes hacer
si aquella luna que admirabas
se apaga, se opaca,
y se vuelve negra, invisible?
¿Qué pretendes hacer?
¿Huir? ¿Llorar?
¿Reír? ¿Bailar?
¿Acaso dejarte llevar?
Ya veo que el ruido de los platos te aturde,
y salir a respirar aire suena factible,
pero dime, ¿por qué al salir al balcón
diriges tu mirada al vacío, y no al cielo,
si tus ojos no son eternos,
y la luna se irá mientras duermes?
Se volverá invisible,
indescriptible, inalcanzable,
para ojos humanos,
para caricias de hermanos,
para sonidos de platos
que hoy no aguantas
pero mañana serán sordos,
sordos, imposibles de oír,
como la luna cuando parte,
silenciosa, vanidosa,
y que solo sale cuando la noche cae
y el azul de la pintura celeste
la hace el centro de tu balcón,
mendiga eterna de tu admiración.
Por eso, la próxima vez que salgas,
sientas encontrar vacío
en el precipicio de tus pensamientos
y la Tierra te juegue una broma al disfrazarse de Panteón,
busca aquel plato ruidoso
y disfrázalo de luna,
que canta, que baila,
que ríe, que encanta,
y a la que te cuesta dirigirle una mirada
cuando tus pies se fijan en el suelo
y tus ojos velan por algo de cielo
en el infernal juego que te significa la vida.
© Ludmila Juno
¿Qué pretendes hacer
si un día despiertas
y aquel sol que conocías
ahora es penumbra?
¿Qué pretendes hacer
si una noche de tantas
es atravesada por balas
y termina por ser el juicio final?
¿Qué pretendes hacer
si aquella luna que admirabas
se apaga, se opaca,
y se vuelve negra, invisible?
¿Qué pretendes hacer?
¿Huir? ¿Llorar?
¿Reír? ¿Bailar?
¿Acaso dejarte llevar?
Ya veo que el ruido de los platos te aturde,
y salir a respirar aire suena factible,
pero dime, ¿por qué al salir al balcón
diriges tu mirada al vacío, y no al cielo,
si tus ojos no son eternos,
y la luna se irá mientras duermes?
Se volverá invisible,
indescriptible, inalcanzable,
para ojos humanos,
para caricias de hermanos,
para sonidos de platos
que hoy no aguantas
pero mañana serán sordos,
sordos, imposibles de oír,
como la luna cuando parte,
silenciosa, vanidosa,
y que solo sale cuando la noche cae
y el azul de la pintura celeste
la hace el centro de tu balcón,
mendiga eterna de tu admiración.
Por eso, la próxima vez que salgas,
sientas encontrar vacío
en el precipicio de tus pensamientos
y la Tierra te juegue una broma al disfrazarse de Panteón,
busca aquel plato ruidoso
y disfrázalo de luna,
que canta, que baila,
que ríe, que encanta,
y a la que te cuesta dirigirle una mirada
cuando tus pies se fijan en el suelo
y tus ojos velan por algo de cielo
en el infernal juego que te significa la vida.
© Ludmila Juno