¿Y si los monstruos no están bajo la cama?
Siempre los he buscado ahí,
siempre he sabido que se ocultan en la oscuridad,
que se alimentan de ella.

Los monstruos no viven entre la gente.
Viven en ellas. En su interior.

Existen de tantas formas
que es difícil notar su presencia.
Están en tanta gente
que es difícil conocer a alguien que no los tenga.

Los monstruos no tienen cincuenta ojos
ni cuatro patas.
Son de carne y hueso
y pueden ser hasta más sensibles que nosotros.

Los monstruos no siempre dan miedo
pero siempre nacen de ellos,
de las inseguridades, del dolor,
de las experiencias propias,
del mal ajeno.

Pueden salir contigo,
comer a tu lado,
incluso trabajar en tu oficina
o sentarse a tu lado en el tren.

Los monstruos no siempre dan miedo,
quizá sus sonrisas te hagan sentir bien.

No cierres los ojos,
cruza la acera
Revisa la cama antes de dormir.
Sigue de frente,
no a la izquierda.

No están en el armario. Sino que se ven reflejados en el espejo que tienes en él.

Cuidado.


Valeria Collas & 𝘼𝖑𝖒𝖆 𝕽𝖔𝖙𝖆









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