...

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Profecía pragmática
Las estrellas se estrellan
en la esquela de tu alma;
camino estrecho,
emociones atrincheradas;
una mirada destinada
en forma de granada;
formando besos
desde mi sagrada arrogancia,
cáliz del cual bebes por temporadas,
madrugadas efímeras donde
te deleitas con mi esencia quebrada.

La temperancia es tu estancia,
corazón lleno de sustancias.
Luminiscencia oscura donde
suturo tus heridas
con mis prosas osadas,
osadía será la
travesía;
demasía,
demasiados trazos son letargos
por mi miserable agonía.

Fundida en tu vera,
una vela está encendida,
simulando la caída y
simultáneamente caigo aludida,
apreciarás mi huida y
verás las cicatrices,
mientras susurro en la niebla,
lo poco que me quisiste.
Blanca como esquirla,
en la esquina del cajón,
los bocetos son sonetos
que someten a mi voz,
recitaré mil versos
para esta especial ocasión,
ocasionan orificios que
lesionaran mi corazón.

En cada canción cuento el cuento
de mi entierro y
nosotros que no somos cuerdos,
llegamos a un acuerdo,
por lo mucho que fingimos,
por lo poco que dimos
aún teniendo credo,
en nuestros recuerdos
corto del hilo que enebro,
mis manos tiemblan
por enojo...
Las maletas ya están hechas
gracias por el despojo,
arrojo el cerrojo
que fue manipulado a mi antojo,
ojos con vidrios molidos,
acaricio gotas de tu río muido
mientras mi ser incomprendido
ha cometido ciertos delitos,
unir dos mundos,
ocasionando un laberinto.

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