- Eros - XVII
No sabía que tu lengua sabía bailar,
no fue sino hasta la noche de ayer
cuando de rodillas me mirabas
con esos ojos tan cristalizados,
como si de ellos el diluvio seria desatado.
Que deleite para mi perversa mente
tenerte así... Sentirte así,
tan prendida a la Fatalidad
que tus labios iban apresando.
El...
no fue sino hasta la noche de ayer
cuando de rodillas me mirabas
con esos ojos tan cristalizados,
como si de ellos el diluvio seria desatado.
Que deleite para mi perversa mente
tenerte así... Sentirte así,
tan prendida a la Fatalidad
que tus labios iban apresando.
El...