Sombra de una vela
En la sombra de una vela, apagada,
su cera derramada, su luz callada.
Necesita fuego, chispa encendida,
un soplo de vida, su esencia herida.
Pero acecha la lluvia, oscura y temida,
con sus gotas pesadas, su danza encendida,
listo para apagar el brillo fugaz,
de un alma que anhela, resplandor y paz.
Y en el camino, una mochila reposa,
cargada de sueños, de rutas y cosas,
pesada de historias, de anhelos y penas,
listo para llevarlas, sin más cadenas.
Así como la vela busca el calor,
la mochila lleva el peso del amor,
ambos enfrentan tempestades y sombras,
la lluvia no apaga lo que el fuego nombra.
Cuando la chispa encienda su llama,
la lluvia será danza, no más un drama,
y la mochila, compañera leal,
cargará la esperanza de un viaje sin final.
La vida es un ciclo de luces y sombras,
una vela que brilla, aunque a veces se rompa.
En la tormenta, aún puede danzar,
pues en cada gota, hay un nuevo comenzar.
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