...

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nocturna pasion
En la sombra de sus deseos inquietos,
su alma se enreda en pasiones sin freno,
cada mirada, un ansia que se hace eco,
un juego de fuego que arde sin dueño.

El tacto es su droga, la piel su adicción,
persigue el placer en cada rincón,
un laberinto de cuerpos en confusión buscando un alivio que dure un rincón.

En el vértigo del éxtasis desenfrenado
cae presa del impulso, enredada en pecado, un ciclo que lo tiene atrapado,
en el mundo sensual, se siente atracado.

Pero en la vorágine, se pierde a sí mismo
su esencia se esconde tras un velo sombrío anhela el amor, pero encuentra abismo,
su adicción al sexo lo mantiene en frío.

Bajo el manto nocturno, su deseo despierta, respiración agitada, pasión que concierta,
el cuerpo se inflama, como brasa cubierta
y en la soledad, el autoplacer es su
puerta.

Sus manos, dos mariposas en vuelo sereno, exploran senderos secretos con empeño, sombras danzantes guardan su juego ameno, y la luna observa en silencio su freno.

Autoexploracion, el arte que en solitario entiende
pinceladas de sensaciones que en su piel enciende
gemidos como notas, melodía que extiende

en la partitura del deseo, su alma se tiende.

La temperatura aumenta, como ascenso al cielo
un fuego interno que quema con anhelo
cada roce y caricia es un dulce duelo
su cuerpo es el lienzo, placer como destello.

En el santuario de la noche, él persiste
un secreto guardado, un deseo que insiste
autoplacer, su refugio donde existe
un rincón de éxtasis donde su alma existe.