...

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¿Quién es?


Y de pronto se convirtió en aquella persona que ya no mencionaba, en la que omitía su nombre en conversaciones para que no doliera en la profundidad del ser, se transformó en dolor cada letra de ese nombre que debía olvidar.

Innombrable era cada día que pasaba, cada gesto que de ella recordaba, cada vez que sus canciones favoritas escuchaba, la veía y veía la ternura de su mirada.

¿Quién es ella? Cuál era su nombre y por qué empecé a olvidarla, fue que me lo pidió a pesar de adorarla y ¿Quién soy yo? para no hacer caso a su petición, pero aún guardo su nombre en un solitario cajón.

Olvidame, olvídate, olvida y no vuelvas la vista atrás, sabiendo que físicamente me es imposible mirar hacia esa dirección, rotar la cabeza y no verle más, saber que no la puedo ya nombrar.

Duele verte y ya no ver en la dirección de tus venturas, duele no dar a conocer la causa de este amor, duele soñar que grito tu nombre a la distancia, duele que nunca escuchaste mis palabras.

Innombrable se volvió el sentimiento y el decirlo fue sentenciado al silencio, volver ya no puedo, pero el olvido no existe, si a pesar del esfuerzo, sigue viviendo tu bendito nombre y la esencia de ti en mi.
© HezequielRB