El fuego más abrasador
se ha extendido por todo mi interior;
y el combustible que lo alimenta...
eres tú, mi apreciado amor.

Te veo y todo el infierno se hace carne en mí.
Todo arde como estando dentro de una caldera.
Hoy el sol pareciera surgir
por debajo de mi piel,
de entre medio de mis vísceras,
y al son de tus caderas.

Mi lengua está encendida,
y se vuelve una llama de fuego;
cada vez que se desliza,
y te recorro con mis dedos.

Hoy te pido que me des tantos besos,
como palabras has oído en tu vida;
y si no fueron muchas, sigue haciéndolo,
hasta que la noche se derrita.

Abrázame tan fuerte, hasta convertirnos,
en una enorme bola de fuego;
que arrase todo a su paso,
dejando incinerados senderos.

No sé si eres mi amor,
o tal vez, un súcubo en su piel;
yo sólo quiero amarte,
hasta consumir toda tu miel.

Me suelo perder tan fácil,
deambulando por tu cuerpo;
pero está vez no querré salir...
de lo profundo de tu averno.

© 2024 Sermian
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