W, es la letra que en el desierto despierta,
anhelo de hallar un refugio, un alma abierta,
para observar el mar en su inmensidad,
bajo el sol ardiente, busca la verdad.

E, es la esperanza que brilla y no cesa,
como raíz fuerte que en tierra se expresa,
nutriendo anhelos en su lento andar,
siempre erguida, lista para soñar.

L, es la espera que nunca se olvida,
susurros del viento que danzan en la vida.

W, es el deseo de tener a alguien cerca,
un abrazo anhelado, un amor que se acerca.

I, de imaginar un nuevo lugar por descubrir,
donde las almas se encuentren y puedan sonreír.

T, toma tiempo hallar calma y creer,
cuando el alma cansada no sabe qué hacer.

S, de seguir cada día, aunque no haya salida,
como la Welwitschia, que abraza la vida.

C, con fuerzas escasas, pero nunca rendida,
que avive la alegría en cada nueva herida.

H, de hoy es el ayer que se había soñado,
con cada susurro, el alma ha cambiado.

I, de intentos de decirle al viento que siente,
un eco profundo, un anhelo latente.

A, anhela solo una vez más y quiere preguntarse,
qué pasaría si logra al fin encontrarse,
y salir del abismo, al mar de la vida,
donde el amor florece, donde el alma es querida.

Así como la Welwitschia, en su eterna lucha,
el vacío puede llenarse con quien nos escucha,
cuando alguien nos acepta, sin mirar el pasado,
renacemos juntos, con el corazón animado.


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