Tiempo
Las afiladas agujas
segan la esfera desnuda,
degollan la medianoche.
Y aceleran, se lo llevan.
Se lo llevan todo.
Se va entre mis dedos la arena,
se asfixian los últimos granos
que esperan a ser derramados,
a desangrarse por el cuello del reloj.
En nada se queda tu anhelo,
y tus años, y tus culpas.
En piedras acaban tus templos.
Y tus gritos, en silencio.
Se desgarran y retumba,
tiembla un segundo y se esfuma.
Y todo pasa, y todo vuelve.
Y todo suena, y enmudece.
Y brilla y llora y languidece.
Todo desaparece.
Polvo somos y al polvo volvemos.
Hoy sonríes, mañana marchas.
Hoy refulges, mañana sangras.
Un día estás, mil años faltas.
Por mañana aguardo temiendo.
Y todo pasa y todo muere,
y todos pasamos muriendo.
¿A qué espero? ¿Qué me queda?
Si todo es derramar tiempo.
Él lo trae y él se lo lleva.
De él nace, en él se queda.
Y nunca, nunca, ha sido nuestro.
© La Octava Pléyade
segan la esfera desnuda,
degollan la medianoche.
Y aceleran, se lo llevan.
Se lo llevan todo.
Se va entre mis dedos la arena,
se asfixian los últimos granos
que esperan a ser derramados,
a desangrarse por el cuello del reloj.
En nada se queda tu anhelo,
y tus años, y tus culpas.
En piedras acaban tus templos.
Y tus gritos, en silencio.
Se desgarran y retumba,
tiembla un segundo y se esfuma.
Y todo pasa, y todo vuelve.
Y todo suena, y enmudece.
Y brilla y llora y languidece.
Todo desaparece.
Polvo somos y al polvo volvemos.
Hoy sonríes, mañana marchas.
Hoy refulges, mañana sangras.
Un día estás, mil años faltas.
Por mañana aguardo temiendo.
Y todo pasa y todo muere,
y todos pasamos muriendo.
¿A qué espero? ¿Qué me queda?
Si todo es derramar tiempo.
Él lo trae y él se lo lleva.
De él nace, en él se queda.
Y nunca, nunca, ha sido nuestro.
© La Octava Pléyade