Los ojos siempre son lo más difícil de olvidar
Con ironía vienen y con dolor se van.
Cada mirada es muestra de mi pasado,
Puesto que se nota en mí el migrar de pájaros
Que revoloteaban como recién enamorados

Aún siento que puedo ver tu sombra
Me miras cuando camino
Me observas cuando respiro
Y en cada sorbo de vino que se apodera de mi destino.

Cuando mirábamos el mar y las olas chocar
Y la maresía comprimía nuestros pulmones
Que se agotaban después de cada beso
Todo eso siempre ha sido mi perdición,
Porque yo vivo pero no estoy vivo
Respiro pero no es por tí
Sigo sin sentir
Y cada mañana parezco morir

Porque nuestro amor fue maridaje que no pudo ser
Desgarre del alma que sigue sin porqué
Corazones entorpecidos por falta de sentido.

Y recitaré estos versos pobres al viento
Con la esperanza de que llegen a tu aposento
Y recorran tus caderas como lo hice una vez
Pero que por pobre perro lacayo llegué a perder.

Antonio Adames.