En el río fluyo, frágil y sin alegría, soy
un barco de papel que en sombras naufragará algún día.
Mis sueños son olas que desaparecen,
mientras el futuro se desvanece...

Soy eco de risas que el viento arrastró,
una foto borrosa de un clamor que se acabó.
Una foto borrosa del ayer, sin nada bueno que ofrecer...
Las memorias me abrazan, como niebla fría,
y cada lágrima es un verso en la poca luz del día...

En este tablero, la soledad juega,
cada movimiento me deja en la niebla. Soy un ajedrez incompleto, repleto de dudas e inquietudes...
Sin costumbre de soñar en lograr salir del fracaso, no tengo virtudes para mí no hay ocaso...
Sin tu amor a mi lado, la pérdida se siente
como un abismo oscuro, un destino ausente.
Soy un barco frágil, que tiene en la mente, brillar con la luz del medio día y acompañar amablemente el eco de la brisa y el mar...
Pero aún en el miedo, busco la salida
navego valiente, deseo una mejor vida.
Las olas son inciertas, cada viento un inconveniente.
¿Hallaré un puerto donde vea el sol naciente?

Quizás en mi borrosidad, tenga un nuevo amanecer,
donde la soledad pueda desaparecer y así dejar de ser una foto borrosa, sin ninguna cosa de valor, para convertirme en un clamor de bienestar...
Estar, esperando el momento en que vuelva la risa,
donde el tiempo devuelva lo que la vida precisa.
¿Es desvanecerse en la cornisa del alma, esperar no traerá calma?
¡Levántate alma mía¡
No dejes que la agonía y el temor del porvenir te agobien hoy quitándole la alegría a lo que puede existir...
Así, en este viaje de la vitalidad, aunque parezca se pierda la tranquilidad, la esencia es estar sin hostilidad en el pensamiento y compartir momento a momento...


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