Suicidio.
Hoy siento la sombra abrazarme, fría y pesada,
como un eco que nunca dejó de murmurar.
Estoy al borde, mirando al vacío,
pensando si el fin sería más fácil de enfrentar.
Esa idea, tan oscura y traicionera,
me susurra que tal vez sea la salida.
La llamo cobardía, desesperación,
pero aquí está, invadiendo mi razón.
¿Quién diría que estaría aquí,
cara a cara con mi peor opción?
No lo busqué, o quizá en el fondo sí,
como quien teme pero espera la destrucción.
Pienso en ella, la que me hizo feliz,
la que, sin querer, desgarró mi alma.
Le abrí las puertas de mi corazón,
un corazón endurecido por mil batallas.
Ella entró, se instaló en el centro,
colocó su silla donde no podría olvidarla.
Le di el poder de destruirme,
y sin querer, lo usó para quebrarme.
Aún la amo, aunque me duela admitirlo.
Aún me culpo por...
como un eco que nunca dejó de murmurar.
Estoy al borde, mirando al vacío,
pensando si el fin sería más fácil de enfrentar.
Esa idea, tan oscura y traicionera,
me susurra que tal vez sea la salida.
La llamo cobardía, desesperación,
pero aquí está, invadiendo mi razón.
¿Quién diría que estaría aquí,
cara a cara con mi peor opción?
No lo busqué, o quizá en el fondo sí,
como quien teme pero espera la destrucción.
Pienso en ella, la que me hizo feliz,
la que, sin querer, desgarró mi alma.
Le abrí las puertas de mi corazón,
un corazón endurecido por mil batallas.
Ella entró, se instaló en el centro,
colocó su silla donde no podría olvidarla.
Le di el poder de destruirme,
y sin querer, lo usó para quebrarme.
Aún la amo, aunque me duela admitirlo.
Aún me culpo por...