...

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Canción minimalista de realidades
El canto que a las sandeces canta, el canto que de tanto reír lloramos.

El grito al canto de los que cantando abdicamos, de eméritos lindeces, tu mano esclava de tu mano amasando.

Pero sigues cantando las sandeces que lloramos, y grito los cantos que de mi mano nacieron, y amores que jamás, jamás rimaron.

Porque si de sueño tratara el desierto, yo seré arena, estaño o deseo.

Y de la mierda que nunca cantaron otros y basura que en acordes se volvió oro,

Midas gritó a lo etéreo, lágrimas de cicatero llorón y necio.

Joder, vale, tira la ceniza como el que sacude fantasmas al sueño, y con la nada en la mano y la noche en carne sacude con desesperanza nuestro gramo.

Despierta, que eres la calavera que aparece por ensalmo o la guitarra que de no tocar jamás jamás velamos.

Cantemos a coro los acordes que nosotros, los niños, siempre siempre añoramos