Atisbos de plata
Cadena de plata,
sobre el cuello
de una joven.
Es el destello
de un recuerdo
pálido el que ata
sus latidos
a la tumba
de un bebé.
Su pelo corre
por el borde
de su rostro,
brote de su alma
que al cuerpo
abruma,
que a su pluma
ausculta.
Oye el papel roto
de cada escrito
rechinando en el aire
y retumbando adentro.
Tiene un dije,
apoyado en su piel
pero también
clavado a su corazón,
cofre que se abre mes
a mes juntando retazos
de cielos despejados.
Con un relicario
guarda la imagen
de sus ojos verdes
y de nuevo llueve
en las paredes,
en el horario
cuando la luna
clava sus pupilas
en los manteles
oscuros y celestes
que cubren la mesa
de la noche y su cena.
Se empapa su hogar
y en la humedad se pierde
su rebalsada mente,
por el amor y el calor
de la sonrisa inocente
que ahora padece
muy debajo de sus pies,
muy lejos del día y su flor
con pétalos de oro.
"¡Joven, mira al futuro!",
es lo que dirían.
Pero la lógica no escucha
cuando el brillo puntiagudo
de la embrujada luna
mortifica el tiempo de uno,
enreda las vocales de su poesía.
© All Rights Reserved
sobre el cuello
de una joven.
Es el destello
de un recuerdo
pálido el que ata
sus latidos
a la tumba
de un bebé.
Su pelo corre
por el borde
de su rostro,
brote de su alma
que al cuerpo
abruma,
que a su pluma
ausculta.
Oye el papel roto
de cada escrito
rechinando en el aire
y retumbando adentro.
Tiene un dije,
apoyado en su piel
pero también
clavado a su corazón,
cofre que se abre mes
a mes juntando retazos
de cielos despejados.
Con un relicario
guarda la imagen
de sus ojos verdes
y de nuevo llueve
en las paredes,
en el horario
cuando la luna
clava sus pupilas
en los manteles
oscuros y celestes
que cubren la mesa
de la noche y su cena.
Se empapa su hogar
y en la humedad se pierde
su rebalsada mente,
por el amor y el calor
de la sonrisa inocente
que ahora padece
muy debajo de sus pies,
muy lejos del día y su flor
con pétalos de oro.
"¡Joven, mira al futuro!",
es lo que dirían.
Pero la lógica no escucha
cuando el brillo puntiagudo
de la embrujada luna
mortifica el tiempo de uno,
enreda las vocales de su poesía.
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