...

4 views

Tras el murmullo suave de las olas
El murmullo suave de las olas entre los guijarros abrió mis ojos. Una flor milenaria y esmaltada me esperaba, entretanto, sobre el más remoto confín de la existencia. Salí a buscarla, y un manjar de enigmas y un ardiente deseo de sonidos diáfanos cayeron sobre mí en la forma leve y sinuosa de un rocío de clarividente y alucinada esencia. Luego, de un instante a otro, unos acogedores y cálidos haces de luz del sol cayeron sobre mi piel. Me decían que solo las caricias saben nombrar al alma cuando esta última, a su vez, bulle por dentro de pasión y de la alegría de ser ella y nada más que ella. Acto seguido, debo decir, un cielo primaveral, una secreta y condensada aurora de vida, sucesiones, una voz incierta que me preguntaba las metas y pasos a seguir en adelante. Pues bien, mi estimada voz, decidí decir, lleno de firmeza, desde luego, recogeré las hojas del bosque de mi alma, allí, donde los ríos menguan el silencio y conjuran todos los principios y continuaciones. Erraré por el universo, nómada del cariño de la luna, mientras tomo despreocupado de la copa de la sospecha que tiene el vino dulce de la intriga. Me inspiraré con una brisa sedosa y una entrega despreocupada y táctil que sepa imitarla. Escribiré, por cierto, la semántica almibarada de los susurros que exhalan las estrellas y pintaré mi vida con el color ineficaz del aire. Llenaré la luna de ilusiones y los océanos de luna. Buscaré intensamente, por aquí y por allá, y en las mágicas peripecias de una lumbre cósmica que danza en la oscuridad, el aroma hipnótico de la ubicuidad, el lápiz que dibuja el infinito, una sonrisa que oculta una redención y la mirada abatida de una luna solitaria. Esperaré el eterno retorno de la delicia suprema y realizaré todas estas tareas con el absurdo cuidado de quien construye las alas de una mariposa. Sí, tantas y muchas otras cosas haré mientras persigo los pensamientos multidireccionales de los únicos ojos que me inspiran.
© Miguel Ángel Guerrero Ramos