Ta vez...
Tal vez...
No estes a mi lado
cuando, acaece de puntillas,
repentino el arrebol.
Postrándose en el umbral
de mis ojos, la mudez
palidece aconteciendo
hasta alcanzar vespertino
el crepúsculo.
Cada anochecer que, el ocaso
desciende sobre
esta fría y solitaria casa.
Tal vez no comas
en mi mesa,
ni duermas
en mi cama.
Pero habitas,
eterno y fulgurante,
ese lado izquierdo
de mi pecho,
donde el amor
sobrevive intacto
si me acurruca
entre sus brazos
silencioso el llanto.
Que el corazón
se acelera
donde se...
No estes a mi lado
cuando, acaece de puntillas,
repentino el arrebol.
Postrándose en el umbral
de mis ojos, la mudez
palidece aconteciendo
hasta alcanzar vespertino
el crepúsculo.
Cada anochecer que, el ocaso
desciende sobre
esta fría y solitaria casa.
Tal vez no comas
en mi mesa,
ni duermas
en mi cama.
Pero habitas,
eterno y fulgurante,
ese lado izquierdo
de mi pecho,
donde el amor
sobrevive intacto
si me acurruca
entre sus brazos
silencioso el llanto.
Que el corazón
se acelera
donde se...