Pero no te culpo, te amé como quisiste,
escribiendo, me volví un pulpo.
Inculpo a lo que no me heriste.
Solo te quise como tú querías,
ni te amo, ni te odio, ni te despecho.
Ni tú ni yo sabíamos que este día llegaría,
y que escucharía el revolú que se formó en mi pecho.

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Solo fuiste tú, y por eso me enamoré de ti
a cada instante y a cada segundo.
No olvides que...