Ahora que no miro sino con el alma,
puedo ver con más claridad.
y ruego que esta venda no se caiga
y que se adhiera como un antifaz sagrado.
Será que voy entendiendo el truco de confiar en lo palpable,
y ahondar en mis abismos más oscuros,
como un búho expectando cada cosa que se mueve.
Es que, buscando como explicarlo,
nací con pupilas mutantes
y justo en este tiempo
percibo cierto engaño en lo que brilla,
-tal vez, como un defecto de mis ojos
o una errónea manera de entender lo que figura.
No dudo que los querubines gobernantes de mi conciencia estén cansados,
que la locura esté esparciendo raíces sobre mi calma.
No dudo que sea solo yo quien vea la llovizna
en el árido paisaje,
pero mientras perdure esta ceguera tan mía,
y prefiera así… tocar al mundo,
quiero mirar sin los ojos.



Carlos Joel



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