Hay días... en los que tenerte lejos,
es demasiado cruel…
y pesa en el alma.
Aunque más no sea por escasos momentos,
y aun sabiendo que pronto,
te volveré a ver.

Mal acostumbrado a vivir bajo el cobijo
de la inexpugnable dicha,
que me da… el sentirte cerca.
Es una asfixia sentimental y un golpe certero,
el hecho brutal de no poderte ver…
ni escuchar tu voz.

Llega al punto…
que cada minuto que transcurre,
sin tu presencia;
es una herida sangrante,
imposible de sobrellevar y de ser sanada…
por absolutamente nada.

Si supieras, lo que tus ojos tiernos me hacen falta.
Si supieras, lo que echo de menos,
el poder ver tu delicado rostro;
que es para mí la mayor obra de arte de Dios,
hecha en su día de mayor inspiración.

Desearía hallar el modo, de hacer revivir mi alma,
en profunda aflicción, producto… de tu despiadada ausencia.
Desearía en este instante, poder ser el verdugo impiadoso,
para acabar, ¡ya mismo!,
con el tiempo y la distancia que me separan de ti.

Pero ante la imposibilidad de recuperarte a mi lado, en breve tiempo;
y en el mientras tanto;
me resigno y recurro a lo que mejor sé hacer.

A serenar los ánimos,
cerrar mis ojos,
para que en mis sueños...
pueda… volverte a ver.

© 2022 Sermian
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