Una vez, mientras volaba por las nubes de Noruega,
Escuché un arco que me decía: "¡Hay una estupidez que ciega!"
Luego, que el mundo se iba a acabar,
Los dioses la destrucción iban a soltar.

El arco me dijo que tenía media hora,
Porque luego me iban a aplastar como a una mora.
Pensé, entonces, qué hacer con el resto de mi vida
Y decidí hacer mi última huida.

Me metí por el Kunst Tunnel
En busca de Samuel,
Para contarle mi último relato
Y que me iba a escuchar solo por un rato.

Él se asustó mucho.
Me dijo: "Voy a extrañar tus letras mientras me ducho".
Concluímos que lo mejor era escribir aquello
Antes de que me conviritera en un destello.

Entonces, Samuel abrió el Sannhet Bok
Y él copió hasta Bangkok.
Esperamos por los treinta minutos
Sin saber que fuimos muy astutos.

Los dioses vieron lo que habíamos hecho
Y alejaron de mí su acecho.
Al ver que antes de mi muerte había hecho arte,
Me dejaron con vida para esto poder contarte.

Y esperé que llegara alguien a este planeta
Para decirte qué es lo que nunca agrieta,
Para poder decirte qué vuela mejor que una avioneta:
El relato de un poeta.
© Poesía Cokí Apito