¡A tu socorro!

Los días seguían contandos,
las vendas fueron puestas,
el enemigo desesperado por una salida,
ataca a toda cuesta... y disimuladamente....
va abriendo la herida...

Ágil en la maldad,
endulzador de la mentira;
cómo un puñal esconde a la espalda la verdad,
y con temor alza su irá....

Pues es, enemigo de su espejo y sus actos,
amigo del ego, la envidia y la vanidad,
disfrazado de oveja, respira azufre,
y con sutileza maquilla la realidad...

¡Oh Padre, mi alma encomendada a ti,
pues podrán destruir mi carne, más no mi corazón...

Bien dijo tu palabra; hijo, tu solo ama de tal manera como me has amado a mí,
que en el día me acordaré de lo que me diste y lo que te dí, y reinará la razón....

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Pronto me entrego a las manos de mis enemigos,
más todo aquel que me deseo la muerte,
padece lentamente de sed como en el desierto...

Más todo aquel que participo, la muerte le rondará por el resto de sus descendencias....

Más quién recibe beneficios por hacer caer a su prójimo, incluso, a su enemigo, sus frutos secarán y no próspera...

La felicidad será momentánea, y ya en la puerta se acordaran y serán rechazados...

pues no escucharon cuando pudieron escuchar,
no ayudaron cuando pudieron dar la mano y ayudar,
pues de igual manera la vida se suele devolver...

¡Oh Padre! te encomiendo mi...